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Capitulo II: Un inesperado nacimiento

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Mensaje por Administracion Lun Oct 06, 2014 6:41 pm



Un Inesperado Nacimiento

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Capitulo II

 

Llegando ya casi a los últimos días del quinto mes, Amaterasu se sentía diferente a los demás embarazos, esta se encontraba totalmente débil y sin poder hacer nada que sea levantarse de su cama, la preocupación de Tsukuyomi llevo a pensar en que quizá había sido envenenada para matar a sus hijos, por parte de Susano’o, aunque esto sería un motivo estúpido, ya que los dioses no pueden morir, si bien Susano’o siempre estuvo haciendo pruebas con otros dioses para encontrar la forma jamás lo consiguió. Tsukuyomi lo llamo del mundo de los no vivos a interrogarlo, obviamente él no tenía nada que ver, pero al tener experiencia en este campo le contó una anécdota que le paso hace cientos de años, “una vez vi este mismo problema con una diosa de otro mundo, me llamaron para ayudarla pero cuando tuvo el parto no era problema de nadie, simplemente había nacido un ser extraño y más diminuto que los mismísimos dioses, estos temieron que sea un monstruo y lo enviaron al reciclaje”. Tsukuyomi preocupado por ello le propuso a el que lo ayude con dicho parto, Susano’o acepto sin duda alguna, guardándose los planes que tenía para aquellos jóvenes que estaban por venir.

Cuando el día por fin llego, los tres dioses no podían creer lo que estaban viendo, lo que Susano’o había dicho era verdad, no eran dioses, no eran monstruos, eran algo más, unas criaturas con forma de dioses pero más pequeñas, incluso cabían millones de estos en el mundo, eran dos, un niño y una niña igual de hermosos que Amaterasu y Tsukuyomi. Estos sin saber que hacer decidieron calmarse y tomar una decisión, la cual quizá no fue la más acertada de toda sus vidas, pero fue la más noble, estos dejaron vivir a aquellos bebes y cuidarlos como dioses. Tsukuyomi se iba a encargar de que el niño sea sabio, estratega, y justo, mientras que Amaterasu se iba a encargar de que la niña sea amable, protectora, y cuidadosa. Susano’o por otra parte se había vuelto a ganar la confianza de Tsukuyomi, y podía vagar por todo el mundo sin problemas por más que Amaterasu no esté de acuerdo con ello. Por ultimo estos decidieron llamar al niño Izanagi y a la niña Izanami, los nuevos semidioses del nuevo mundo.

Estos niños aprendían a medida que el tiempo pasaba volando, el joven Izanagi demostró ser audaz, valiente y creativo, le gustaba la lectura antigua y amaba a sus padres más que su hermana. A sus quince años este demostró su primer logro al derramar por accidente agua sobre la tierra, lo cual hizo que de esta saliera un gigantesco objeto, el cual tapaba el sol si se observaba desde la perspectiva de Izanagi,  el cual le llamo “árbol”. Tsukuyomi sorprendido por este acontecimiento, descubrió el gran poder que guardaba dentro y decidió instruirlo en el arte de los dioses. Este le explico y enseño a usar el “chakra” , la fuente de poder que recorre por todo el cuerpo de un dios, con este poder los dioses por siglos fueron capaces de crear nada más que tierra, mar y cielos pero jamás objetos como un árbol, ellos habían estado buscando por los mundos la creación definitiva y por fin lo tenían enfrente. Izanagi consciente de la aprobación de su padre y la instrucción del uso del chakra, comenzó a realizar más creaciones con solo derramar más agua formando en si infinidades de objetos, a su imagen y semejanza. Susano’o enterado del don que tenía el muchacho intento convencerlo muchas veces de que desarrolle objetos con fines malévolos en contra de sus padres, pero Tsukuyomi consciente del peligro que podría correr su hijo si caia en las ambiciones de Susano’o,  le enseño el libro más sagrado de los dioses, el cual contenía historias sobre ellos y como llegaron al poder, sus guerras, y estrategias. Su padre confiado en que este lo iba a usar con sabiduría, se los obsequio. Izanagi leyó cada página del libro y las inspecciono varias veces, incluso paso prácticamente unos tres años dedicándole tiempo a esto hasta llegar a mayoría de edad. Los dioses comenzaron a preocuparse por la ausencia de sus deberes como criatura, el cual era seguir creando objetos para rellenar el mundo y decidieron quitárselo de las manos, causando en este una molestia hacia sus padres que jamás iba a olvidar, aunque decidió mantenerse al margen y volver a sus asuntos, era demasiado astuto y sabía que su poder no llegaría a hacerles ni un rasguño porque su orgullo inquebrantable le prohibía rebelarse contra las personas que el amaba”. Con el tiempo Izanagi fue bautizado “el creador” y su nombre hizo eco durante todos los años venideros.

Por otra parte, su hermana Izanami ya a los quince años era una perfección que jamás podrían haber creado los dioses. Conocida como el aspecto físico de la bondad, la piedad y el amor. Su hermoso cabello rubio lacio y sus ojos color celeste cautivaban de ternura y compasión a aquellos que ella mirara. Su objetivo desde su creación fue siempre mantener a su hermano feliz, apoyándolo en todo lo que el necesite y solo ayudándolo con ideas, ya que las mujeres no trabajaban ya que eran criaturas extremadamente superiores a los hombres. Esta vestía con un vestido de seda transparente que llamaba la atención de todo aquel que la mirara. De pequeña siempre jugaba con Izanagi el cual se creía mejor que ella, pero su pobre inocencia no lo llevo a más que ser castigado por su padre al faltarle el respeto a una mujer, arrancándole su ojo izquierdo como muestra de su ignorancia, y aun que todos saben que Tsukuyomi amaba más que a nadie sus hijos, debía ser justo con las reglas de los dioses. Izanami indignada por esto, creo un parche a escondidas sin que se enteraran los dioses, y se lo regalo a hermano, ocultando la vergüenza detrás de este. A diferencia de su madre esta no era nada codiciosa, no le interesaban sus metas y amaba a su hermano más que a ella misma, tanto fue así que ese amor por su hermano se transformó en un amor hacia un hombre cuyo sentimiento no compartía con ella, sin embargo Izanami no se dio por vencido, y le demostró lo que significaba el verdadero amor, dejando de lado ese sentimiento de hermanos que los unían.

Con solo 18 años, la belleza y perfección de Izanami hacía eco en todos los sitios, se podía sentir su cálido corazón brotar amor y esperanza donde fuera, el ejército de los innombrables se enorgullecía con su presencia, y la moral de estos aumentaba. Sin dudas era la mujer ideal para cualquiera. Sin embargo su madre muerta de envidia trato de asesinarla de forma discreta varias veces con el nuevo invento que Izanagi había hecho para su madre, el veneno, pero tampoco dio resultado, ella también era inmortal. Fue apodada como “la madre de todos” hasta su actualidad.

   
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