Venciendo asaltantes [3ra Misión]

La tarde estaba por dar a su fin en la isla de Fien, Kanon salió de su casa para dar un recorrido por los alrededores en los que no había pasado anteriormente. Comenzó desde medio día aquella caminata, obviamente con una mochila donde llevaba algunas cosas como comida, agua, y algunas armas que llevaba entre sus atuendos y porta armas que llevaba en su cinturón y otras partes además del cinturón. Parecía ser un día normal de caminata por la isla, conociendo algunos alrededores, parándose continuamente para descansar o admirar los paisajes más bellos de la isla. Llegó a un lugar donde las olas parecían estar muy bajas y agradables para poder meterse un poco a la playa, al principio lo dudó un poco pero accedió a entrar.

Miró a su alrededor y no observó a nadie cerca, parecía que estaba solo en la playa, ningún alma se veía caminando por el lugar por lo que decidió quitarse aquel atuendo blanco impecable que llevaba puesto. Nuevamente se aseguraba que nadie estuviera mirándolo para poderse quitar aquella máscara que ocultaba su identidad que nadie más conocía más que él mismo. La dejó en un lugar apartado para posteriormente meterse al mar a nadar un poco en la playa que casi casi era cristalina. El sol y el clima templado eran perfectos para una buena tarde en la playa, la disfrutó al máximo en esos días de descanso que se estaba tomando, no tenía nada más que hacer en esos momentos más que descubrir la isla de Fien. Tras algunos minutos de nadar por la playa en calzoncillos, optó por salir y cambiarse para proseguir con el recorrido que tenía previsto para ese día, se puso su impecable atuendo blanco sin ninguna mancha y por su puesto la máscara que le ocultaba su identidad y solo dejaba a la vista aquellos ojos color negros intensos.

Una vez listo comenzó a caminar por el camino que llevaba a un pequeño bosque, una zona de densos árboles que llevaban a una pequeña montaña de la isla, nunca se había aventurado a ir por ese lugar y supuso que ese día era el indicado. Caminó tranquilamente con su mochila en la espalda hasta llegar a la cima de la montaña donde tuvo una vista espectacular de la isla de Fien. -Esta vista si que es impresionante. Murmuraba a sí mismo el joven usuario del elemento lava, o más bien goma, hasta el momento.

La tarde daba fin y comenzaba a oscurecer para dar inicio a la noche lo que era momento de regresar a casa por el mismo camino en el que había llegado hasta ese bello lugar. Inició el descenso de la montaña por el camino pedregoso que recorrió hace algún par de horas para llegar finalmente al pequeño bosque denso, el sol comenzaba a ocultarse por el horizonte pero aun había luz que le facilitaba caminar por el bosque pues se podía ver a simple vista que con la falta de luz el bosque podría volverse muy oscuro y peligroso para un joven como él, no se sabía si alguien con más experiencia podría aparecerse por esos lugares; no tenía miedo pero no estaba de más tomar algunas precauciones. Su caminado no era lo bastante rápido, parecía que se estaba tomando su tiempo para llegar a su casa y sin importarle absolutamente nada solo caminaba con la mirada al frente hasta que algo pareció llamar su atención, pues escuchó un sonido raro, como si alguien hubiese roto una rama.

De inmediato se detuvo pero su mirada seguía al frente, espero algunos segundos más para saber lo que ocurría pero no pasó nada en ese momento. Volteó a los lados para ver si estaba solo pero no vió a nadie más que él mismo en ese lugar, pero él sabía perfectamente que no se encontraba solo en ese lugar por lo que no se movió de su lugar. -Sal de donde estes… Mencionaba el joven con voz gruesa invitando a aquel sujeto a salir de su escondite, Kanon lo detectó al escuchar el sonido. De pronto enfrente de él salieron dos sujetos, al igual que detrás de él, Kanon observó con un pequeño movimiento de su cabeza mirando como los dos sujetos se situaban detrás de él y los otros dos delante obstruyendo su paso. -Bien, 4 contra 1. Interesante… Decía el joven bastante confiado aunque no sabía de lo que eran capaces aquellos sujetos que parecían ser ladrones, rápidamente sacaban dos kunais cada uno de los sujetos. -Danos todo lo que traigas. Le decía uno de los sujetos a Kanon, pero éste solo los miraba con seriedad, era lo único que podían ver de Kanon, su mirada.

El joven llevaba en su espalda dos espadas de madera, pues las de acero las dejó en su casa; se quitó la mochil tirándola al piso con toda calma poniendo en guardia a los asaltantes. Casi instantáneamente le lanzó las dos espadas en la cara a los ladrones que tenía detrás de él, dejándolos noqueados al instante; dio rápidamente un salto hacia ese lugar para tomar sus espadas y ponerse en guardia poniendo una sonrisa que si no tuviera la máscara sus enemigos la pudieran ver. Kanon movía sus espadas de madera rápidamente mientras sus enemigos se abalanzaron contra él con los kunais para vencerlo, pero el joven enmascarado esquivaba ágilmente sus golpes y contraatacaba con sus espadas en zonas vitales que doblaban a sus oponentes. Lo intentaron nuevamente pero sin ningún éxito haciendo que uno de ellos huyera y el otro pagara las consecuencias que los cuatro habían provocado, haciendo que Kanon lo golpeara hasta noquearlo. Fue demasiado sencillo terminar con esos bandidos que querían quitarle sus cosas, pero les había dado una lección para no volverse a meter con el joven. Éste regreso tranquilamente a su casa ya un poco noche por el contratiempo que tuvo.