Regalando Perros [2da Misión]

Otro día fascinante en Fien, Kanon no tenía demasiado tiempo viviendo por ahí pero estaría por acostumbrarse poco a poco. Su máscara mantenía su identidad fuera de alcance de los demás, simplemente lo conocería como el shinobi blanco, pues sus atuendo eran completamente blancos. Podría ser algo muy riesgoso llevar ese color de atuendos pues fácilmente se podría manchar, pero el joven usuario inexperto del elemento lava sabía cómo moverse con agilidad y precisión para no mancharse y procurar esa blancura en sus atuendos. El puerto de Fies parecía ser un lugar pacífico y lejos de cualquier actividad incitante a la guerra, era el lugar perfecto para poder entrenar y hacerse fuerte previniendo obviamente estos acontecimientos antes de que llegaran al puerto.

Kanon solía caminar todas las mañanas por la mayoría de las partes de la Isla de Fien, era un poco grande pero la mañana era lo bastante larga como para poder abarcar gran parte del recorrido. De esa manera se daba cuenta de todo lo que acontecía en la isla pero solamente por la mañana que era cuando daba sus recorridos para trotar un poco o simplemente caminar y hacer algo de ejercicio para mantenerse en forma. También iba conociendo parte de la isla, pero como ya lo había hecho durante mucho tiempo ya se conocía toda la isla de Fien como la palma de su mano y las cosas que había en ella. Conocía los campos de cultivos que había, y una mañana en la que se disponía a trotar se dio cuenta de que aparecieron perros rondando esos alrededores, al principio no les tomó demasiada importancia pues eran simples perros deambulando por los campos de cultivo.

Pero los días pasaban y aparecían más perros y obviamente comenzaban los conflictos pues los animales parecían estar haciendo difícil el cultivo y cosecha de los agricultores de la isla. El joven sin ninguna experiencia en batalla ni algo similar debía hacer lo mínimo para neutralizar la situación que se había creado con los animales, sentía la necesidad de ayudar tanto a los agricultores para salvar su cosecha y cultivo como a los perros que no anduvieran por ahí deambulando solos por la isla. Al día siguiente Kanon iba preparado desde temprano, con algunas correas que llevaba en su hombro para comenzar a atrapar a esos animales solitarios que solo estaban causando males a las demás personas, aunque obviamente para los animales sus actos eran inocentes aunque devastadores para los cultivos. Al llegar al lugar donde se encontraban los perros comenzó a seleccionar un objetivo para acercarse a él y comenzar la cacería, aunque más bien no se trataba de cazarlos sino de atraparlos.

Inició con uno, no eran salvajes los perros, era algo bueno por lo que comenzó a ponerles correas a los que iba atrapando, aunque no era tan fácil pues algunos corrían en cuanto venían ver a Kanon que tuvo que corretearlos hasta que por fin los atrapó a cada uno de ellos. Era una tarea bastante difícil atrapar a todos juntos que cuando atrapaba a uno lo amarraba en un árbol para comenzar a atrapar a otro, así hasta que consiguió que todos los perros causantes de dañar los cultivos fueran atrapados y amarrados en árboles hasta que Kanon decidiera qué hacer con ellos. No eran perros salvajes ni violentos que decidió llevarlos al puerto y regalarlos a las personas que querían tener mascotas, era lo mejor que pudiera haber hecho el joven de elemento lava, pues sacrificarlos solo crearía maldad en el aprendiz, por el momento se mantenía en el lado de la luz haciendo el bien común para todos los que lo rodeaban.