A la Banguardia

Promulgaba el cielo que era hora del caluroso amanecer tras unas bajas temperaturas en una noche oscura y densa. El alba libera su llameante esplendor que cubría solo por unos segundos el pleno horizonte y con el tiempo se iría extendiendo hasta cubrir totalmente la superficie y este cuerpo ignorante que no se inmutaba en moverse ante esta maravilla natural de todos los días, pues era alguien a quien no le importaba evitar este tipo de eventos con tal de prevalecer en su sueño un poco mas. Pasados unos 30 minutos después de la entrada triunfal del alba decido levantar mi aireado cuerpo después de un descanso tan placentero, primero con mis calurosas manos despejo mi rostro de cualquier objeto carente de vida o de mi propiedad, dejando a este lo mas limpio posible y pasando al siguiente punto, con un poco mas de esfuerzo movería mis adormecidas piernas y las llevaría a mi pecho, acomodaría mis sandalias en los pies y tomaría la postura para levantar este aliviado cuerpo que había reposado por horas.

La organización de ideas que tenia para el día de hoy era tan básico como el de todo shinobi solitario que ronda por estos lares. Primero tomaría rumbo hacia el rió o fuente de agua potable mas cercano, limpiaría mi rostro y manos, bebería un poco y abastecería mi reserva, dando este primer paso por completo tras encontrar una pequeña represa construida por animales de la zona, dando la oportunidad a este hombre de refrescarse y tomar parte de esta tan anhelada agua. Seria todo tan sencillo que podría parecer que no me esforzara en lo mas mínimo para la obtención de esta. Los sonidos quejumbrosos de animales cercanos a mi posición daba por terminada mi visita a tan especial lugar, concluyendo uno de los pasos mas importantes del día y dando el permiso para abrir la siguiente puerta, el siguiente atareado problema que seguía en mi lista mental la cual ordenaba mi día.

El día se aceraba a su mediado, dando como punto de referencia el candente sol que se posicionaba en todo el centro del cielo, enfocando todo a su alcance incluso a mi. La siguiente tarea seria de las mas duras, encontrar algo de alimento para satisfacer a este apetito voraz que se encomienda a destruirme en mi totalidad. Seria algo sencillo, buscaría un animal pequeño lo suficiente para mi, algo como una pequeña liebre, con eso bastaría. Me dispondría a adentrar en un inhóspito bosque, buscando aquel animal que actuaria como cena para este joven que necesitaba de nutrientes para poder llevar a cabo las acciones de su vida. Después de unas 2 horas de caminata, me hallaba acorralando a una pequeñez que había encontrado, suficiente para mi, pero muy rápida para ser atrapada normalmente, aunque mi plan seria muy básico e iniciaría con unos cuantos sellos marcados por mis manos los cuales secuencial mente aparecerían unas 2 replicas mías obstaculizando el camino del animal y llevando a este justo hacia mi posición, mientra yo permanecía oculto en un arbusto y saltaba sobre este atacando su cuello con mis manos, rompiendo sus vertebras que en un humano serian Atlas y Axis, dejando a este desconectado con su cerebro y provocando muerte inmediata. Tomaría su cuerpo y me iría al campamento del que desperté horas antes, al llegar tomaría un cuchillo desgastado que tenia guardado, degollaría el animal y lo pondría en un palo, justo encima de una fogata la cual había creado tras el sello del tigre y una leve expulsión de fuego de mi boca, allí permanecería el pequeño hasta que tuviera la cocción suficiente para ser digerido, después lo comería obviamente y volvería a retomar el sueño, a esperar un siguiente día en mi leve y acongojado campamento que había dado todo por proteger a mi cuerpo, un campamento que atisbaba mi cuerpo dentro de sus telas y lo recogía del frió atroz de la noche. Así finalizaba un día cualquiera de mi la vida nómada de esta vida tan sola que llevo y cargo en mis espaldas por que así lo quise, porque así lo desee...